El funcionario insistió en la necesidad de «renovar la sangre» de ese sector y defendió la generación de riqueza: «Hemos tenido muchos años de la marchita de combatir el capital»
«Hay que bajar a cero los impuestos para las empresas», se encabronó el chileno Nicolás Shea, fundador de Start-Up Chile y candidato a la presidencia en las próximas elecciones. En inglés, Amy Wilkinson, la moderadora, tomó la palabra y distribuyó la polémica. «¿Qué cree usted, Mario? ¿Se puede bajar los impuestos a cero?», le preguntó al vicejefe de Gabinete, Mario Quintana . No hubo respuesta directa pero bastó con un refrán. «Todo apuro viene del diablo», sentenció el funcionario.
No eran todavía las 9 de la mañana y en una sala todavía semivacía del Hotel Hilton, donde se desarrolló el World Economic Forum, Quintana se había sentado frente al público para hablar de los empresarios. «Soy un bicho raro», se describió, luego de que lo presentaran como vicejefe de Gabinete y fundador de Farmacity. «Hoy soy un entrepreneur de la política. Gano un 5% de lo que ganaba anteriormente, perdí todas mis vacaciones, pero estoy en el momento más feliz de mi vida profesional», agregó.
No era un panel cualquiera, sino uno sobre cómo impulsar a los emprendedores en la Argentina, donde, según Quintana, se «condena al exitoso». En sintonía con el discurso que el Gobierno busca instalar -el primero en izarlo fue ayer el presidente Mauricio Macri-, Quintana repitió que se profundizará aquí el «cambio cultural» a través del diálogo. Por eso apuntó contra los viejos hombres de negocios locales. «Necesitamos renovar la sangre de nuestro empresariado. Que generen valor social sin formar carteles, vivir de subsidios o prebendas», afirmó.
Ante la repregunta, minimizó el golpe: «Tengo amigos empresarios y he sido empresario toda la vida. Tenemos que trabajar todos juntos. Hay lugar para todos, pero con reglas de juego que beneficien a toda la sociedad. No para aquellos que se enriquecieron a costa de la sociedad».
Sin embargo, su primer cuestionamiento había sido para una parte del peronismo, justo un día después del primer paro de la CGT contra el Gobierno. «Hemos tenido muchos años de la marchita peronista, que dice que hay que combatir el capital. Y eso ha sido muy exitoso», ironizó. «Lo que necesitamos es bajar el costo de capital, hacerlo barato, abundante y accesible para todos», completó uno de los ideólogos del Plan Productivo Nacional, que tiene como primer eje el abaratamiento del crédito. Se trata de una prioridad del Gobierno a la que ya contribuyó la salida del default y se espera que continúe la baja del déficit fiscal. Ayer el Presidente relanzó nuevamente los créditos hipotecarios a 30 años.
Luego ensayó una metáfora que, dijo, provino de su jefe, Marcos Peña. «Cuando hacía análisis de la campaña [en las elecciones de 2015], a la gente sencilla se le decía que la Argentina era como tener que cruzar un río peligroso. Ellos veían a los otros candidatos como una balsa grande que podía hundirse. A nosotros nos veían como un speedboat en el que no se sabía si había lugar para ellos. Lo que hay que lograr es construir un puente para que pasen todos», relató.
Sobre el paro de ayer, estimó que había sido «contundente» el apoyo de las personas que no se quisieron adherir y fueron a trabajar. En tanto, también se refirió al respaldo de la marcha de sábado: «Nosotros sentíamos el apoyo, pero verlo emociona. Para muchos que creen que el poder es la calle y que pretendían acorralarlos ganando la calle, esto cuenta que también podemos competir ahí. Pero nosotros creemos que el poder tiene que estar al servicio de la gente y que se construye con la tarea cotidiana», sostuvo Quintana después, en una charla con periodistas.
Aclaró que, pese al tiempo que requiere el Gobierno para reducir el déficit y bajar las presión impositiva, las inversiones ya está llegando. «Nuestro gobierno bajó impuestos desde que asumimos. Los reducimos en 1,7% del PBI. Pero todos conocen los números fiscales y ahora priorizamos la inversión social para que nadie se quede afuera. Será un proceso gradual y vamos a ir corrigiendo el déficit y reduciendo carga impositiva. Igualmente hoy llegan las inversiones», destacó, y mencionó el anuncio de desembolsos de la aerolínea Norwegian en el país.
«Es clave impulsar el emprendedorismo para luchar contra la pobreza. Si yo estoy acá es porque no nací en una villa, es porque tuve suerte al nacer», esgrimió Quintana, que afirmó que para sacar al tercio de argentinos bajo la línea de pobreza, su gestión impulsa la transferencia directa de ingresos («no creemos en la teoría del derrame»), la mejora de los servicios públicos y la «recuperación de la esperanza en la movilidad que impulsa educación». Lo miraban Daniel Isenberg, profesor de Prácticas de Emprendedurismo de Babson Collegge; María Elena Provensal, directora de Operaciones de Incutex; Roberto Souviron, cofundador de Despegar, y Shea.
No fueron las únicas críticas al empresariado. Souviron, ex CEO de Despegar, también criticó que los hombres de negocios locales no fueran «un modelo ético» para el país. «Es que hay una idea de que los grandes empresarios ganaron plata gracias uno u otro gobierno», señaló. «Y los buenos modelos de empresarios deberían ser los que ganan plata porque ofrecen buenos bienes o servicios», cerró. Entre el público, Alec Oxenford, creador de OLX, reclamó no achicarse y pensar como líderes globales. Además pidió mejores regulaciones, estabilidad impositiva y razonabilidad.
Quintana rescató la importancia del playfield -las reglas de juego- para que «florezcan los emprendedores», pero alertó con la idea de pensar sólo de manera global. «Yo no puedo sacarme de la cabeza los 14 millones de pobres de la Argentina. Y junto con los movimientos sociales, a los que se critica por hacer piquetes, trabajamos para que cada vez haya más emprendimientos, que quizás no salgan del barrio pero que crean empleo», cerró, no sin antes citar el ejemplo de Gandhi y volver a confesarse. «Me metí en política para acompañar a los que menos tienen».